María Guadalupe Alcántara Segura, es un ejemplo a seguir, siendo una mujer y madre de lucha incansable, que se ha dedicado a enseñar el valor del trabajo y esfuerzo constante, a sus 82 años de edad es admirada, valorada, amada y respetada por todos los que la rodean, además de considerarse una persona plena y feliz que ha realizado todo por apoyar a su comunidad.
Ser madre no es un título que se adquiere estudiando en la universidad, es un reconocimiento que se logra con la energía de amar, guiar, cuidar, acompañar y proteger a los hijos; cuando llega ese rol a la vida de una mujer, jamás se está 100% preparada, pero a pesar de cualquier reto jamás se rendirán y lucharán para ser la mejor mujer, esposa, madre, hija, abuela o profesional que se pueda, siendo un verdadero reto diario.
Su mirada dulce, sus manos tersas, y su piel algo cansada propia de su edad, son parte de las características que la describen, la madre símbolo del “Adulto Mayor”, que es la primera mujer registrada en el Municipio de Cuautitlán Izcalli en el año de 1973, nos cuenta que no hay límites para nada.
Fui profesora toda mi vida, recuerdo que mi primera clase en la localidad fue debajo de un árbol, no existían instalaciones dignas para los alumnos, pero no fue impedimento para seguir mi vocación, al paso de los años la comunidad fue creciendo y yo con ella, preparé a muchos niños y jóvenes, que hoy recuerdo con cariño.
Profesionalmente tuve la oportunidad de trabajar a nivel estatal y federal, de 1973 a 1975 fui la primer regidora del Municipio y estuve como Coordinadora General del DIF, en 1983 -1985, fui Directora General del Comité Municipal del DIF, en el 2009 – 2010, estuve como Subdelegada del INAAM, durante todo este tiempo jamás dejé la docencia y estuve en distintas escuelas como directora, mi último trabajo fue del 2011- 2012 como responsable de la Biblioteca Mario Colín Sánchez en Infonavit Norte.
Al igual que muchas mujeres izcallenses Lupita es aferrada a la voluntad de Dios y aún tiene vitalidad, excelente estado de salud y energía que ella misma dice “si aún tuviera fuerzas, seguiría trabajando, mi cuerpo está cansado, pero mi corazón aún da para más”
Ser madre es un gran privilegio, pero también una gran responsabilidad, es sufrir, pero también gozar, es dar, pero también no recibir nada a cambio, es esperar, pero confiar, es interceder por el hijo y ver la respuesta, es amar incondicionalmente, es perdonar.
Ahora soy madre, abuela y bisabuela y tengo una familia hermosa que me trata estupendamente, pero eso es algo que la gente adulta debe de aprender, es muy triste ver que cuando ya tienes una edad avanzada, no te hacen caso, pero yo les quisiera decir que deben ser felices por ustedes, levántense y anden, que vida sólo hay una y hay que disfrutarla.
“Yo a mis 60 años terminé la licenciatura en Administración Escolar y no dejaré de caminar hasta que Dios lo mande”.
Así que gocen este 10 de mayo y todos los días de su vida, amen a su mami, apapáchenla, quiéranla, y aprendan a respetar y valorar ese tesoro de mujer, que de pequeños cuidó y veló por ustedes, felicidades a todas las madrecitas izcallenses y a vivir, disfrutar y amar la vida que no hay otra opción.